Siempre hemos escuchado acerca del tema del ombligo del bebé y cómo cuidarlo, sin embargo, no hablamos del ombligo de la embarazada, que como el resto del cuerpo de la mujer, también sufre algunos cambios.
Si eres de las mujeres como yo, que estamos asustadas de que llegue el momento en que brote como maiz inflado, les copio a continuación un artículo que encontré acerca del tema en http://www.bebesymas.com/ que me dejó más tranquila y con algo de aceptación para cuando llegue ese momento.
Si te molesta el ombligo saliente, cuando roza con tu ropa, puedes cubrirlo con una banda o curita para evitar el roce y al mismo tiempo lograr que se disimule un poco la forma como se ve por encima de la ropa.
El ombligo abultado o salido es una característica que presenta la mayoría de la embarazadas hacia el final de la gestación, normalmente alrededor del tercer trimestre, cuando la tripa ha ganado volumen. Poco a poco, el útero va creciendo y expandiendo la pared abdominal haciendo que el ombligo se tense y termine por salirse hacia fuera.
Se puede ver aplanado, abultado, sobresalido, o dando la impresión de que su hubiese dado vuelta. A menudo se relaciona el ombligo como algo antiestético, pero no debemos olvidar el símbolo vital que representa ese botón en el medio de nuestra anatomía. A través de él le hemos suministrado a nuestro bebé la sangre, el oxígeno y los nutrientes necesarios para que se desarrollara dentro del útero.
Que el ombligo de la futura mamá salga, antes o después, no es motivo de preocupación, es una de las “marcas” del embarazo, al igual que la línea alba. En las mujeres que tienen los tejidos flácidos, el ombligo puede brotar antes, mientras que en otras puede pasar casi desapercibido.
En cualquier caso, después del parto, cuando el cordón umbilical ya ha cumplido su función y una vez que el útero retorna a su tamaño, el ombligo vuelve a tener su posición y aspecto originales, aunque hay mujeres que no recuperan el ombligo tal y como era antes del embarazo.
En ocasiones puede producirse una hernia umbilical en la madre debido a un sobreagotamiento de los músculos abdominales. Los síntomas más característicos son: presencia de un bulto blando o masa en el abdomen, dolor localizado o sensibilidad en la zona, puede haber vómitos, indigestión, estreñimiento u otros trastornos del sistema gastrointestinal, y es probable que se produzcan lesiones en la piel umbilical como dermatitis o infecciones producidas por la fricción con la ropa o el sudor.
Para corregir un ombligo que ha quedado demasiado sobresalido se hace una sencilla intrevención en la que el cirujano quita el exceso de piel para reconstruir el ombligo.
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